El complejo acosador y el reflejo del pisotón
Ante una crisis el gobierno necesita más poder para actuar. ¿Somos conscientes de los riesgos?
9 de cada 10 constituciones contienen disposiciones de emergencia explícitas, destinadas a ayudar a los gobiernos a hacer frente a eventos extraordinarios que ponen en peligro la vida de muchas personas o la existencia del propio estado.
En la constitución española, por ejemplo.
Artículo 116
2. El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado en Consejo de Ministros por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo. El decreto determinará el ámbito territorial a que se extienden los efectos de la declaración.
3. El estado de excepción será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado en Consejo de Ministros, previa autorización del Congreso de los Diputados. La autorización y proclamación del estado de excepción deberá determinar expresamente los efectos del mismo, el ámbito territorial a que se extiende y su duración, que no podrá exceder de treinta días, prorrogables por otro plazo igual, con los mismos requisitos.
En un artículo publicado en 20181, Christian Bjørnskov and Stefan Voigt se hacen dos preguntas:
¿La constitucionalización de las disposiciones de emergencia ayuda a los gobiernos a hacer frente a los desastres y otros eventos extraordinarios?
¿Qué partes en concreto de las disposiciones constitucionales de emergencia funcionan mejor?
Lo que encuentran es que cuántas más facilidades otorgan las constituciones de emergencia al poder ejecutivo, mayor es el número de personas fallecidas como consecuencia de un desastre natural (controlando por su nivel de severidad).
La explicación más plausible para este resultado inesperado es que los gobiernos utilizan los desastres naturales como pretexto para aumentar su poder. Cuanto más fácil es declarar un estado de emergencia, mayores serán los efectos negativos sobre los derechos humanos básicos. Como nota curiosa, las democracias presidenciales son más capaces de hacer frente a los desastres naturales que las parlamentarias en términos de vidas salvadas. Las autocracias lo hacen significativamente peor y los derechos ciudadanos se ven seriamente afectados después de un desastre.
En varios artículos para BBC Futures, el investifador Luke Kemp analiza el abuso de poder por parte de gobiernos y otros agentes: el Complejo Stalker (acosador) y el Reflejo Stomp (de la pisada fuerte o el pisotón)
La historia muestra que en tiempos de crisis los políticos tienden a buscar más poder. Ahora está sucediendo de nuevo. La pandemia que nos confinó a todos es solo uno de los innumerables riesgos que nos acechan (cambio climático, inteligencia artificial, bioingeniería…). Los gobiernos están muy preocupados por protegernos (o eso dicen) y los ciudadanos democráticos deberíamos estarlo aún más y ser muy conscientes de los riesgos que eso entraña.
En una sociedad libre sería así. Algo tan elemental como la necesidad de limitar el poder formaría parte de la educación básica y se estudiaría en los colegios.
Bjørnskov, Christian, and Stefan Voigt. ‘You Don’t Always Get What You’d Expect - On Some Unexpected Effects of Constitutional Emergency Provisions’. SSRN Scholarly Paper. Rochester, NY, 3 June 2018. https://doi.org/10.2139/ssrn.3189749.